
A pesar de que estos nuevos condominios serán entregados en forma paulatina de aquí a 2014, el temor de los vecinos es que con los próximos habitantes los tiempos de viaje para salir por la avenida principal hasta Vespucio Express aumenten aún más. Actualmente, en Pedro Fontova viven 30.656 personas y, según cálculos del municipio, otras 11.150 llegarán a instalarse en los condominios que se construyen.
Los proyectos más grandes (que son conjuntos con más de 500 casas, como los que levantan las inmobiliarias Aconcagua, Simonetti y Socovesa) tienen contempladas diversas medidas de mitigación en su entorno. Entre ellas, la apertura de calles como Los Libertadores, que corre paralela a Pedro Fontova y tiene un tramo sin construir aún. La municipalidad, de hecho, les ha solicitado que adelanten estas obras como forma de aminorar la congestión.
Sin embargo, Carmen Gloria Zúñiga asegura que éstas no son suficientes para terminar con los tacos. "No resuelven el problema de fondo", afirma.
"Nos parece negativo que se siga construyendo. No debieran otorgarse más permisos de edificación hasta que estén listas las mitigaciones", plantea uno de los vecinos que lidera Salvemos Huechuraba, el arquitecto Gonzalo Ramírez.
Boom residencial
Los terrenos que bordean el principal eje de la comuna fueron principalmente predios agrícolas hasta mediados de los 90. En esos años se empezaron a construir casas con terrenos de hasta 900 m2 para familias que venían de Las Condes, Providencia y Vitacura. Dos condominios fueron los pioneros: El Carmen y Santa Rosa de Huechuraba.
El director comercial de AGS Visión Inmobiliaria, Rodrigo Aravena, asegura que desde entonces el desarrollo inmobiliario en esta zona se ha mantenido robusto. "A fines de los 90 hubo un boom y después la demanda ha sido sostenida", explica el arquitecto.
José Velasco, director de proyectos de Socovesa (inmobiliaria que levanta 261 casas junto a la avenida), asegura que, pese a los tacos, el interés por vivir en Pedro Fontova no ha decaído, "porque aquí es posible adquirir una vivienda similar a una de Chicureo, pero más barata".
De todos modos, asegura que el problema de los atochamientos sí ha disminuido las velocidades de venta: si hace dos años se vendían 10 casas al mes, hoy se venden siete.